El bebé mama todo el tiempo
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Al final de la primera semana con un bebé recién nacido, los despertares frecuentes y las tomas a todas horas se han convertido en su nueva normalidad. Por eso, cuando tu bebé empiece a dormir más y a comer menos, es posible que no sepas muy bien por qué. Aunque debes estar atenta a cualquier señal de alarma que pueda apuntar a una enfermedad, es probable que haya una buena razón (y normal) para el cambio en los patrones de sueño y alimentación de tu bebé.
Lo normal es que un bebé duerma menos y coma más durante su primer año de vida. En general, éste es el patrón que notarás. Sin embargo, habrá momentos en los que tu bebé parezca necesitar dormir más y tomar menos leche materna o artificial.
En la mayoría de los casos, este cambio obedece a una razón clara y forma parte del desarrollo normal del bebé. Dicho esto, siempre queremos recordarte que, si alguna vez te sientes preocupada o tienes dudas, acudas al pediatra de tu bebé. Ellos te darán los mejores consejos y harán un control de peso para asegurarse de que todo va bien con tu pequeño.
Rutina del recién nacido
“Duerme cuando duerma el bebé”. Los padres primerizos han oído en muchas ocasiones este consejo de probada eficacia de boca de curiosos preocupados y, en teoría, suena muy bien. Pero para los padres de bebés privados de sueño que se niegan a dormir un poco, es como clavar las uñas en una pizarra. Aquí tienes una lista de las razones por las que tu bebé no duerme, junto con soluciones sencillas para que tanto tú como él podáis dormir un poco.
La razón más común por la que tu bebé se despierta por la noche es el hambre. El apetito de los bebés puede variar, y si tienen hambre durante la noche, seguro que te lo hacen saber. Si el bebé está pegando un estirón, su cuerpo puede necesitar más comida de lo habitual. También es posible que tenga un día de hambre, como todos hemos tenido.
¿Te has despertado alguna vez en mitad de la noche con la boca muy seca y sabor a tiza? Esto ocurre a menudo, sobre todo si hace calor en el exterior o está seco en el interior. Mantén a tu bebé bien alimentado e hidratado a lo largo del día, y no tengas miedo de darle un trago de agua en mitad de la noche, después de hablar con tu pediatra (si tu bebé tiene menos de 6 meses).
Cuando los bebés no quieren comer
Dar de comer para dormir es una de las formas más comunes de conseguir que los recién nacidos se duerman. Los bebés cansados suelen dormirse cuando se les alimenta, ya que la combinación de leche materna, abrazos con la madre y succión es muy potente. Además, los recién nacidos sólo aguantan despiertos una hora seguida, por lo que si la toma se prolonga, lo más probable es que el bebé se quede dormido mientras come.
Con los bebés mayores, la alimentación para dormir puede seguir siendo eficaz para que el bebé se duerma. Sin embargo, la alimentación para dormir se convierte rápidamente en un hábito, ya que el bebé aprende a dormirse alimentándose. Con el tiempo, querrá que le demos de comer cada vez que se despierte por la noche, lo que suele ocurrir entre 4 y 6 veces en bebés de más de 5 meses.
Es una decisión muy personal y tú sabrás qué es lo mejor para tu bebé. No obstante, te animamos a que leas la información que te ofrecemos a continuación, para que entiendas el impacto a largo plazo de alimentar a tu bebé para que duerma.
Cuando los bebés son recién nacidos, la forma en que se duermen no suele tener demasiada repercusión en su sueño. Es posible que le alimentes para dormir y que tu bebé duerma toda la noche o duerma bien durante el día. Esto se debe a que los recién nacidos entran y salen de los ciclos de sueño y aún no han adquirido hábitos sobre cómo conciliar el sueño.
Tomar la merienda cara bebés
La alimentación en racimos se produce cuando las tomas de tu bebé son muy frecuentes o se “agrupan”. Parece que se alimenta continuamente durante varias horas, a menudo por la noche o a primera hora de la mañana, y puede que no se duerma fácilmente.
Los niños de todas las edades suelen estar cansados y de mal humor al final del día. Al fin y al cabo, se han pasado el día aprendiendo, experimentando y creciendo a un nivel mucho más alto que nosotros, los adultos. Desgraciadamente, en la mayoría de los hogares australianos, esta hora coincide con el momento en que los adultos “terminamos” cuando nosotros o nuestras parejas llegamos a casa del trabajo, hacemos la cena, ponemos las noticias de la televisión, etc. A veces, al final del día, el cansancio y los niveles de estrés han aumentado y quizás nuestros bebés puedan percibirlo.
Seguir el ejemplo de tu bebé y alimentarlo según sus necesidades puede ser la solución para sobrellevar las horas brujas. Es posible que durante un tiempo tengas que darle el pecho con mucha frecuencia, pero al final el bebé estará tranquilo y dormido.
Los bebés y los niños pequeños pueden estar en su punto más bajo a primera hora de la noche, ¡y esto también nos ocurre a nosotros! Puede ser tranquilizador saber que a veces no hay otra solución que cogerlos en brazos, abrazarlos, darles de comer y esperar a que se les pase.